ARQUITECTO
Antonio Jiménez Torrecillas
Es indiscutible que la Alhambra es uno de los monumentos más importantes a nivel arquitectónico, histórico, artístico y cultural de todos los tiempos. Por ello, cada obra de mejora tiene que respetar la estructura original para no dañar el legado histórico y adaptarse a ella. Esto hace que el reto de instalar un ascensor en el Palacio de Carlos V sea aún más complejo.
Supuso un desafío importante puesto que intervenir en un monumento Patrimonio de la Humanidad entraña dificultades añadidas a las habituales. Tanto el diseño, como el tipo de ascensor, el mecanismo, todo es especial y por supuesto, el acabado de las chapas de acero inoxidable decorativo elegido para este ascensor.
Esta obra fue promovida por el Patronato de la Alhambra y designaron a Antonio Jiménez Torrecillas como arquitecto encargado de la obra. Ambos concluyeron que la ubicación no podía modificar la estructura existente y por tanto, se situaría en la esquina noroeste entre el patio y la crujía oeste. Así conectaba con el Museo de Bellas Artes, lo que facilita la visita a ambas zonas, sobre todo para personas con movilidad reducida.
La cabina del ascensor está realizada en cristal para que el visitante pueda admirar también la piedra interior del monumento durante el trayecto.
Por lo que respecta al mecanismo del ascensor también es peculiar porque está exenta de estructura gracias a un “pistón hidráulico” que impulsa a la cabina a través de empuje directo.
Para una obra única por su complejidad y diseño, contaron con la colaboración de In-metals (Rimex Metals Group), especialistas en acabado metálicos. Pyramid fue la textura escogida para “vestir” la botonera.
Se adjudicó el contrato de obra a la empresa Construcciones Otero S.L. La instalación estuvo a cargo de Ingeniería de Ascensores y Automatismos IASA S.L. Javier Molina, director de la ingeniera granadina, asegura que el trabajo se llevó a cabo en unas condiciones muy exigentes debido a las irregularidades que presentó la obra.